LA TRISTEZA
¿Qué es la tristeza?
La tristeza es una de las emociones básicas que tenemos todas las personas. Lo único que nos sucede, es que la sociedad nos ha enseñado que sentirnos tristes es un signo de debilidad y por supuesto con connotación negativa.
Esta emoción se genera a partir de otra emoción, «el miedo». Por ejemplo:
- Si pierdo a mi pareja que voy a hacer sola, mi vida se derrumba y siento desorientación.
- Si me despiden de mi trabajo, la tristeza llamará a mi puerta porque no podré afrontar mi situación económica.
- Si no apruebo unas oposiciones vuelvo a sentir tristeza porque no he conseguido mi objetivo.
- Si mis hijos se marchan de mi casa a estudiar a otro país vuelve nuestra amiga tristeza para vivir esa emoción.
Podríamos poner miles de ejemplos de la vida cotidiana de cada uno de nosotros. A veces puede suceder que sentimos tristeza y no sabemos por qué, pero la raíz la llevamos dentro. Por eso soy de las que pienso que reprimir las emociones para aparentar lo que no somos, no solo no empeora la situación sino que nos va marcando por dentro y esa emoción se nutrirá de los pensamientos que afectarán a nuestro cuerpo físico para después enfermar.
Os invito a que cuando llegue la tristeza, la abracéis sin reprimirla. Permitiros estar triste para aceptarla y descubrir que todo está bien.
» Acepto estar triste, acepto no estar alegre para que todos me vean genial, me permito abrazarme fuerte en la tristeza y llorar hasta que mi alma se limpie porque soy humano.»
¿Cómo aceptarla?
Podemos utilizar algunas herramientas para aceptar esa emoción como parte natural de nuestros procesos evolutivos y que nos sirva para dar el salto a la comprensión y a la sabiduría que nos trae la tristeza. Algunas de estas herramientas sería:
- Expresarla a través del llanto; puedes caminar solo en la naturaleza y en el silencio de tu mente dejar que pase esta emoción, siente tu cuerpo y llora todo lo que puedas para limpiarte y sentirte aliviado, porque el llanto nos devuelve la paz.
- Hacer deporte, caminar, bailar, saltar aún aceptando que estamos tristes nos ayuda a dejar salir esta emoción sin reprimirla y nos alegrará saber que todo llega pero también todo pasa.
- Desahógate con las personas que quieres, cuéntales como te sientes, vacía esa carga que tienes en la mochila y no pasa nada porque te vean llorar o ser vulnerable, eres humano y como cualquier persona de este planeta tienes derecho a sentir tristeza.
- ¿Te gusta dibujar, leer o escribir? Puedes expresar también la tristeza a través de la creatividad. Mientras practiques algunas de estas herramientas, permítete llorar, a través del arte nacen las estrellas.
Por lo tanto, comprobaremos que no somos las emociones que experimentamos sino que ellas forman parte de nosotros en todos los procesos de nuestra vida y debemos de aprender a aceptarlas y vivir sabiendo que es normal y nos ayuda en nuestro crecimiento personal.
Recuerda que la tristeza y la alegría son dos emociones antagónicas pero se necesitan mutuamente, al igual que la noche y el día. La felicidad no proviene de de la alegría, sino de la paz interior y podemos descubrir que la tristeza es un alimento más de nuestras vidas. Sin ella no conoceríamos la alegría. Sin el miedo no conoceríamos la valentía, sin el orgullo no sabríamos lo que es la empatía y así sucesivamente. En este proceso en el que nos encontramos todos vivimos aprendiendo de nuestras emociones, pensamientos y sentimientos.
Pero todavía no se había dado cuenta de todos los insectos que habían rodeado su cuerpo. Se levantó y fue despertándose de su pesadilla. Pensó que las luces que la rodeaban eran farolas del lugar…
—Perdona, ¿nos puedes decir qué haces en nuestra isla? dijo la jefa de la tribu de los insectos.
—¡Ay! ¡Qué susto! ¿Quiénes sois? Yo me llamo Luz y he venido a esta isla de casualidad, aunque la verdad estoy encontrando paz y felicidad.
—¡Luz! Me gusta tu nombre. Sí, esta isla es mágica. Dice una leyenda que la persona que viene muere y renace y el alma canta una melodía que se escucha en todo el reinado de la isla. Por cierto, soy el jefe de la tribu de mis hermanos «los insectos», me llamo Saltarín y siempre intento que mis hermanos estén en armonía, pero cuando llega la tristeza los dejo invernando en el agujero para que se descubran. —dijo el Gran Jefe.
—¿Cómo puede ser que la tristeza sea buena? ¿Y cómo te ayuda a descubrirte? —preguntó Luz dudosa.
—Porque cuando un ser está triste, solo le queda un único camino para comprender su tristeza y es caminar hacia dentro, sentirla y abrazarla. Hay que entender que estando triste también eres feliz, así cuando llores, tendrás la sensación de saciar una emoción.
Al igual que cuando tienes hambre y comes. Si estás triste porque te separaste de tu pareja, tendrás que averiguar por qué te invade esa emoción y cuando la entiendas y la aceptes todo cambiará.
—Entonces, ¿cuando sientes tristeza te liberas? —preguntó Luz asombrada.
—Veo que lo estás entendiendo. Claro que sí.
Todas las emociones son parte de nuestra vida y siempre las vamos a experimentar, por eso muchas personas en la búsqueda de la felicidad se frustran, porque creen que ser feliz es estar todo el tiempo contento. ¡Qué equivocados estáis los humanos! Estar en presencia, vivir cada momento y sentir la tristeza y todas las demás emociones te lleva a la autosanación del alma. Por lo cual, cuando vivas esta parte de tu proceso y la entiendas, te liberarás y volarás del nido de la jaula mental y estructurada de la que estáis todos programados.
De repente, Saltarín y Luz se adentraron en una cueva y allí había un grupo de insectos tristes, cada uno en su agujero, que parecía que estaban pensando. También se les escuchaban llorar, pero Saltarín le hizo un gesto a Luz para que se mantuviera en silencio y solo observara.
Siguieron avanzando por la cueva y conversando de esta maravillosa isla cuando Luz se paró a leer una inscripción tallada a mano en una piedra rosada que decía:
«SI NO EXISTIERA LA LLUVIA, NO HABRÍA UN MARAVILLOSO ARCOÍRIS. SOLO SOY PASAJERA AL IGUAL QUE LA ALEGRÍA. DÉJAME QUE PASE PARA VOLVER A SALIR».
Relato del libro «La Magia de tu Vuelo»
Autora: Elísabeth Pérez Canales